Mercedes Ventura. Diputada autonómica de Ciudadanos por Castellón. Publicado en Castellón Información el 13/10/2016

El programa de la Xarxa Llibres se ha convertido en el programa estrella de la Comunitat Valenciana y no por sus maravillosos resultados, sino por el gran descontento de la comunidad educativa sobre su gestión. Si salimos a la calle para preguntar a los valencianos/as si saben qué es Xarxa Llibres, seguramente este programa sea conocido por personas de diferentes edades, desde niños a ancianos fruto del autobombo electoral de sus creadores, pero ofreciendo una idea poco madurada, una idea llevada a cabo desde la improvisación.

El Gobierno de una Comunidad no puede tomarse la libertad de improvisar programas cuando estos repercuten sobre el óptimo funcionamiento del sistema educativo. Como buenos actores que son, los miembros del Consell deberían conocer que Shakerpeare decía que la improvisación es mejor cuando se prepara y todo actor debe contar con un buen guión sobre el cual apoyarse para permitir margen para esa improvisación, pero  nunca salir a escena sin una preparación previa. Parece que esta lección se la pasaron por alto y la gratuidad nos ha salido cara a los valencianos y las valencianas.

La improvisación ha costado un gran desgaste social y emocional a la comunidad educativa por la cantidad de frentes abiertos entre las Administraciones, docentes y familias. El primer frente se abrió con los ayuntamientos, cuando a la Consellería de Educación se le ocurrió la excelente idea de atribuirles funciones que no les correspondían, sin previo diálogo ni consenso.

El segundo frente, con los centros educativos, asignando a los docentes nuevas funciones, pasando de impartir docencia a ser inspectores de libros y bibliotecarios; pero a partir de septiembre, con la resolución de atención sanitaria, se les ha atribuido la nueva función de enfermeros. ¡Esto sí que es aprovechar al máximo los recursos disponibles!

Afortunadamente, tenemos un capital humano de primera en los centros educativos, que ha tenido que paliar y gestionar las continuas quejas de los padres y madres por la ambigüedad informativa del programa Xarxa Llibres. Pero lo más alarmante es que los centros educativos han tenido que ceder su presupuesto destinado al mantenimiento ordinario (gastos de luz, agua y reparaciones, entre otros) para costear los lotes de libros prometidos este curso académico. Digo alarmante, porque si se va a poner en marcha un programa, lo mínimo que hay que hacer es dotarlo de presupuesto para su ejecución y no invitar a que paguen terceros. El Gobierno ha hecho un “yo  invito, que tú pagas” en toda regla y esta poca previsión ha provocado un gran malestar a la comunidad educativa.

Y el tercer frente abierto ha sido con las familias. La improvisación del Consell ha frustrado las expectativas de muchos padres y madres que se habían sumado al programa y han visto que había empezado el curso y sus hijos e hijas no disponían del material escolar.

Como era de esperar, esta improvisación no ha culminado con el aplauso del público, sino con la apertura de una investigación sobre el programa Xarxa Llibres por parte del Síndic de Greuges de la Comunitat Valenciana. Así que, al Consell: aprendan, la improvisación es mala compañera de viaje y a la próxima pregúntense si planifican, como haría un Gobierno responsable, o siguen improvisando.

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