Y se armó el Belén. Y es que tenemos un refrán que reza así: “Donde fueres, haz lo que vieres”, que viene a decirnos que cuando llegamos a un lugar desconocido, debemos obrar según allí se guían los lugareños.
Desde Ciudadanos (C’s) tampoco pedimos tanto, pero sí, al menos, tolerancia para las costumbres y tradiciones que alberga nuestra propia cultura. Los demócratas tenemos adversarios políticos pero tenemos que respetar a los que piensan distinto a nosotros.
Nos acercamos a unas fechas muy entrañables para la mayoría de los españoles; la Navidad. Y lo son por muchos motivos; religiosos, familiares, consumistas y los de “porque sí”. A la mayoría no nos molestan ni los belenes, ni el espumillón, ni las bolitas de colores, y a otros, cuando menos, nos encantan.
Con independencia de lo que cada uno piense sobre la Navidad, lo que sí defendemos desde C’s, es esa tolerancia respecto a nuestra propia cultura a la que, parece ser, debemos renunciar en pos de un progresismo manido, representado por el Consell, que nos dice que ofendemos con las manifestaciones navideñas. Y me pregunto, ¿A mí no me ofende tener que renegar de mis costumbres y tradiciones para que no se ofendan los demás; los que están y los que han venido? Pues yo creo que sí, aunque importa poco.
En C’s no nos gustan las prohibiciones. Bueno, sólo nos gusta la que dice “Prohibido prohibir”, porque la prohibición y la tolerancia, debidamente combinadas, son dos pilares básicos de la libertad individual y de la convivencia social; se complementan y definen la vida privada envuelta en la vida pública. Pero cuando la prohibición se extiende, la tolerancia se desdibuja y por tanto, la libertad de los ciudadanos se anula.
Este año pongo el belén!