Imagínese que va a comer a un bar, come de menú del día y al pagar le cobran la mariscada que venía en la carta. Pregunta a qué se debe esa injusticia y le contestan que, aunque usted hoy ha comido de menú, quizá algún día cuando usted vuelva pida el marisco y por eso, han decidido cobrárselo ya. De locos, ¿no? Pues ésa es, ni más ni menos, la locura que viven los vecinos de Castellón con el pago del IBI. Porque el equipo de Gobierno les está cobrando un IBI urbano en sus fincas rústicas sólo porque las considera “urbanizables”, es decir, que algún día, en un futuro, podrían ser urbanas. Así, aunque usted tenga un huerto de naranjos en la Marjalería el Ayuntamiento le cobran el mismo tipo de IBI que por un piso en Castellón ciudad.
Es injusto, insisto, pero además es ilegal porque el Tribunal Supremo dictó una sentencia en la que se dictaminó que “el suelo urbano no desarrollado debe valorarse como suelo rústico y debe reputarse catastralmente como tal hasta que no se haya aprobado el Planeamiento Urbanístico”. Esta sentencia obliga al Consistorio primero, a promover ante la Dirección General del Catastro el inicio del procedimiento de valoración colectiva para determinar nuevos valores catastrales respecto de estos bienes y, en segundo lugar, a devolver de oficio las cantidades indebidamente percibidas a los afectados. El equipo de Gobierno debe cumplirla inmediatamente porque los vecinos no deben, ni tienen que pagar más de lo que les corresponde.
El bipartito ha hecho caso omiso al fallo de los tribunales. Se comprometieron a solucionar la situación para este ejercicio, sin embargo, la misión ha devenido en imposible. Y mientras tanto, los castellonenses están pagando más de lo que tienen que pagar. No deja de ser un enriquecimiento injusto en favor de la Administración.
El Gobierno municipal está obligado a devolver las cantidades indebidamente percibidas y a informar a los ciudadanos de la forma y el modo para iniciar el procedimiento legalmente previsto para que se devuelvan estas cantidades. Hasta el momento, no lo ha hecho. Es hora de que se cumpla la ley.