Falsas promesas
by Ciudadanos Castellón — 5 octubre 2016 @ 11:46
Cristina Gabarda. Portavoz en la Diputación de Castellón por Ciudadanos. Publicado en el Periódico Mediterráneo el 05/10/2016
Una promesa supone un compromiso con otra persona o contigo mismo. Cuando la pronunciamos estamos declarando que tenemos la firme voluntad de hacer algo específico. Y eso le da confianza a la persona que la recibe o, cuanto menos, el derecho a reclamar o a molestarse si no realizamos lo acordado.
Incluso si se trata de algo trivial, cumplir con lo prometido es beneficioso para nuestras relaciones. Cada vez que hacemos lo que decimos que vamos hacer, ganamos en credibilidad y confianza a los ojos de otros. Como dijo Quevedo: «nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir», y ésta es la actitud del bipartito. En temas de participación ciudadana hasta la fecha todo han sido promesas rotas.
La semana anterior a las elecciones municipales todos los partidos firmamos el compromiso de realizar cinco cambios en los cien primeros días de Gobierno, pero al Ejecutivo se le olvidó cuando entraron a gobernar. Desde C’s se lo recordamos presentando una moción que acabó siendo conjunta de todos los grupos, pero luego, como casi siempre, no han hecho nada.
Visto lo que estaba ocurriendo, decidimos presentar una propuesta para que los vecinos pudieran intervenir en los plenos, sin embargo otra vez cayó en agua de borrajas pues el bipartito la enmendó proponiendo el escaño 28. Y ahora resulta que el Consell Jurídic Consultiu nos ha dicho que esta figura no se ajusta a la legalidad y que la única alternativa es que puedan intervenir en el turno de ruegos y preguntas, tal y como propuso C’s.
A este Ayuntamiento le importa tanto la participación ciudadana que en el último pleno la señora Brancal, vicealcaldesa y concejala de esta área, dijo que el Gobierno es el que tiene que decidir y no los ciudadanos.
Hoy les quiero decir que si necesitan voz, en Ciudadanos la van a encontrar para que el gobierno de Castellón no siga sin contar con los vecinos, porque para tomar decisiones acertadas lo primero es escuchar y el bipartito hace oídos sordos.