Artículo del concejal de Ciudadanos (C’s) en el Ayuntamiento de Benicarló José María Compte.
Mientras los ciudadanos vivimos en el Siglo XXI, la Administración local se encuentra anclada en el Siglo XX.
Hoy en día todos conocemos la importancia de las tecnologías de la información (TIC´S) . El desarrollo de Internet como espacio de interacción entre las personas ha llevado a la humanidad a una nueva revolución. Gracias a ello se desarrollaron los smartphones, las redes sociales, el acceso ilimitado a las noticias y la cultura global, multitud de servicios online. Hoy en día compramos y vendemos por Internet, realizamos transacciones bancarias, gestiones administrativas como la declaración de renta, etc.
No obstante, el Ayuntamiento de Benicarló, como el pueblecito galo de los comics de Uderzo se resiste al avance tecnológico. Esto no sería importante si esta resistencia no ocasionara serios problemas a sus habitantes. Desvalidos de cualquier poción mágica, en todo caso armados de paciencia, son muchos los que suspiran cuando deben realizar cualquier trámite ante dicha administración local, incluso en muchos casos para reclamar sus propios derechos, los cuales dejan pasar por no verse envueltos en papeleos y más papeleos del mismo modo que debía hacer el famoso guerrero galo en una de sus doce pruebas.
Los pobres benicarlandos han desistido y asumido que esto es así con una frase autóctona y muy socorrida:
“Les coses sempre han sigut així”. Pues no, hay solución. Mejor dicho ya había solución desde hace dos años. En 2015 se aprobó la Ley 39/2015 de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas. Esta establece como objetivo liberar al ciudadano y empresas de la ardua tarea de relacionarse con la administración, mejor dicho, hacerlo más amigablemente. Así pues, dicha ley, obliga a realizar cualquier gestión de forma electrónica. Ahora el procedimiento es electrónico o no lo es. A priori, podríamos pensar que esto puede generar más inconvenientes que beneficios, pero como todo es acostumbrarnos y de la misma forma que ya nadie va a una cabina a llamar por teléfono pasará con la gestión de la administración.
Todo parece muy bonito, ¿pero por qué no funciona así ya? La ley establecía dos años para que las administraciones se adaptaran a ella…, ¡ups! ¿Dos años? ¡Pero si estamos ya en 2017! Pues sí, este año finaliza el plazo para obligatoriamente adaptarse a la ley y crear la famosa sede digital, poder realizar solicitudes online, presentar declaraciones o comunicaciones de forma telemática, interponer recursos, crear una oficina de registro donde dirigirse cuando no se tienen los medios electrónicos, etc. Pero por ahora en Benicarló, debido entre otras cosas a la desidia de los diferentes equipos de Gobierno, no tenemos ni una web de información municipal decente y mucho menos nada preparado para estar al día con la administración electrónica. Benicarló como en muchas otras cosas está perdiendo el tren tecnológico.
Es una incógnita si el equipo de Gobierno será capaz en pocos meses de poder hacer algo que, en mi opinión, hubiese tenido que emprender solo empezar la legislatura y no dejar para último momento algo que facilita tanto la vida a los ciudadanos y mejora la eficiencia de sus técnicos municipales. También puede pasar que no se logre y estaremos en otro caso de incumplimiento de la legislación vigente como ya sucede con la Ley de transparencia, aprobada en el 2013, cuyo plazo de adaptación acabó en 2015 y que el consistorio municipal de Benicarló incumple estrepitosamente en un la mayoría de ítems. Ni el equipo del PP ni el actual de PSOE-Compromís han sido capaces de hacer los deberes ya que los dos han tenido el mismo tiempo para poder lograrlo. La pregunta es: ¿Será que no depende de quien gobierne y seguiremos estando en la prehistoria tecnológica o alguien con mejor visión del problema podrá lograr adelantar la desventaja que llevamos respecto a otros municipios? Por ahora, hace falta mucha poción mágica.